jueves, 14 de enero de 2010

ReFoRmA PeTrOlErA


El tema de la reforma petrolera está poniendo de cabeza al país. Y no es para menos, “está en juego el futuro de la mayor fuente de riqueza en México: Petróleos Mexicanos”.

De ahí que se busca un amplio consenso para su reforma, y que una sola visión no sea la que decida la transformación de la paraestatal.

La toma de la tribuna, simultáneamente en la Cámara de Senadores –por primera vez en su historia—y en la Cámara de Diputados-- representa ciertamente un acontecimiento espectacular. Pero ello no debe ser pantalla para que se pierda el trasfondo del asunto.

Y es que en mucho medios, sobre todo en la radio en la ciudad de México y algunos diarios nacionales, La Crónica, por ejemplo, se ha buscado afanosamente acotar este asunto al aspecto pintoresco.

Dejando de la lado la esencia del hecho de la protesta, al quedar en primer plano el secuestro de la tribuna de San Lázaro, cubierta con una gigantesca manta con la palabra: Clausurado.

Pero la cuestión de fondo es la exigencia por que se realice un debate nacional para que especialista, académicos, funcionarios públicos y demás actores sociales y políticos determinen la mejor manera para modernizar PEMEX.

Un debate “amplio e incluyente” es la exigencia de los partidos que conforman el Frente Amplio Progresista: PRD, PT y Convergencia en ambas cámaras, senadores y diputados.

La manera de exigirlo, a través de la toma de la tribuna y la permanencia de los legisladores en el recinto de San Lázaro, explicó el coordinador de los diputados del PRD, Javier González Garza, es por que no han encontrado otras vías; han sido objeto de engaño por parte de las bancadas del PAN y del PRI y de funcionarios federales.

La presentación del diagnóstico sobre la situación de Pemex, primera carta con que el gobierno federal salió en el tema de la reforma energética, se celebró solo con la bancada del PAN y del PRI; mientras que al FAP quedó excluido.

La respuesta ante estos “engaños” y la tomadura de pelo a los del FAP es la espectacularidad, sí, reconoce González Garza, porque es parte de la estrategia para que la gente se dé cuenta de la situación.

Todo estaba ya planeado, la toma de tribuna por un máximo de 20 días. Ya que fue clara la poca disposición para incluir a los partidos llamados rijosos al primer debate sobre la reforma de PEMEX.

“Los del FAP seremos unos rijosos, pero los del PAN son unos rateros que disfrazan con discursos las intenciones de privatizar PEMEX, para beneficiar a familias de funcionarios”, se ha escuchado decir al líder perredista en San Lázaro.

Y para aclarar acusaciones de este tipo, se encuentra en proceso una primera investigación para deslindar responsabilidades por el delito de tráfico de influencias en que está señalado el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño.

El escenario nacional a nivel social y político se vislumbra tortuoso, pues como lo han dejado ver el FAP, no sólo se cuentan las cinco fracciones parlamentarias de ambas cámaras, sino que hay mucha gente que se une a la causa por asegurar una reforma petrolera, que no implique privatización.

Bajo el manto de la espectacularidad, se halla, entonces, la exigencia de un debate nacional para acordar ---con base en opiniones diversas, sobre todo de expertos en el tema, a saber investigadores independientes y académicos de la UNAM y el IPN--, los puntos de la reforma petrolera.

Las fracciones del PAN y PRI proponen tres semanas para el debate nacional; el FAP, al menos cuatro meses, de lo contrario es difícil un debate real.

Las protestas sociales en las calles con las adelitas y brigadas juveniles ya comenzaron; y aunque es un hecho que dentro de esto hay manipulación de grupos sociales; es verdad también que existe gente atraída por la “lucha en defensa del petróleo”.

Así, la conducción del líder social que más alboroto ha causado a nivel nacional en los últimos años, Andrés Manuel López Obrador; la defensor histórica del petróleo y la realidad del país, de desocupación masiva entre la población económicamente activa, constituyen elementos que en términos prácticos representan dinamita pura, que puede prenderse y salirse de control.

Peligro latente hasta que en el Congreso de la Unión no se acuerden los lineamientos para ese gran debate nacional que se ha vuelto ahora el punto a destrabar, en el marco de la tentativa de la reforma a PEMEX.

Las reuniones entre los coordinadores parlamentarios se continúan; este viernes a las 11 de la mañana está programada otra cita entre los senadores para llegar a acuerdos; en función de los cuales podrá quedar abierto el congreso a la práctica legislativa; si no, la movilización social sobresaldrá en medio del impase en las cámaras alta y baja.

Decisión asumida
La aprobación del texto legal, que ratifica la decisión asumida la semana pasada por el Senado y que requiere de la promulgación del presidente Felipe Calderón, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), para entrar en vigor, fue posible después de cinco horas de discusiones y algo de tensión.
Concretamente, cuando una treintena de diputados contrarios a su aprobación ocuparon por la fuerza la tribuna de la Cámara Baja, instantes antes de que comenzara la sesión en la que se iba a votar la iniciativa. Como sucediera en marzo pasado, los legisladores intentaron con su presencia frenar el debate.
Pero, si entonces lograron forzar una suspensión temporal de la discusión legislativa y la ampliación del debate a foros en los que participaron intelectuales, expertos y otros representantes de la sociedad civil, en esta ocasión fracasaron. Media hora después del incidente, el presidente de los Diputados, César Horacio Duarte, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), subía a un improvisado estrado debajo de la tribuna arropado por sus colegas de la Mesa Directiva para iniciar la sesión con un quórum de 424 de los 500 miembros de la cámara.
La actividad en el Palacio de San Lázaro, sede del Legislativo, había comenzado en realidad antes, cuando los integrantes de la Mesa Directiva recibieron en una sala de protocolo al líder y ex candidato presidencial izquierdista Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD).



LAS AMENAZAS DE LA IZQUIERDA


En el caso de la reforma petrolera, AMLO amenaza con que habrá una “resistencia civil pacífica” una vez que comience el proceso legislativo. Anuncia la formación de brigadistas que, en etapas, bloquearán el Congreso, carreteras, aeropuertos e instalaciones energéticas estratégicas. Según AMLO, a la vanguardia irán “veinte grupos de 10 mil brigadistas mujeres”. El domingo, el tabasqueño tomó protesta a estas mujeres quienes, vestidas de blanco, dijeron estar listas para la protesta. La intención de López Obrador es muy clara. Busca que Calderón ordene el uso de la fuerza pública para que aparezca un policía federal reprimiendo a “una pobre señora que lo único que estaba haciendo es evitar que los extranjeros se apropien del petróleo nacional”.

Por eso, desde ahora, el Ejecutivo tiene que planear con precisión milimétrica cómo va a utilizar la fuerza pública en caso necesario. Y es que la única manera de ganarle esta partida a AMLO es con un operativo eficaz de la Policía Federal (como lo hizo Zedillo para recuperar la UNAM en 2000) aunado a una estrategia mediática que evite la victimización de las brigadas femeninas. No está fácil. Pero si Calderón efectivamente manda la iniciativa de reforma petrolera tendrá que tener bien armada su estrategia para enfrentar la amenaza de AMLO.

lunes, 11 de enero de 2010